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Mapas conceptuales para revisar el vocabulario

El pasado día 12 de noviembre tuvimos nuestra primera sesión con la profesora Begoña Montmany, que vino a la clase de Conceptos Fundamentales en la Didáctica de L2 para comentarnos qué tendremos que hacer en la semana de observación de clases.

Como ejercicio de «calentamiento» que nos sirviese para darnos ideas sobre qué observar en el aula, nos hizo pensar en tres términos que hayamos aprendido en estos dos meses de clase. Tuvimos que escribirlos en un papel sin que los viese nadie y, a continuación, explicar esos tres términos a un compañero para que los adivinase. El siguiente paso consistió en escribir los seis términos (los tuyos y los de tu compañero) en la pizarra, a modo de mapa conceptual. Para finalizar, de nuevo en parejas, tuvimos que clasificar los términos en tres grupos siguiendo el criterio que nos pareciese más adecuado.

Cuando ya acabamos la actividad estuvimos comentando con Begoña en qué consistía esta actividad y para qué se podría utilizar. Primero hablamos de los pasos que habíamos seguido:

  1. Pensar y escribir términos.
  2. Definir y adivinar los términos del compañero.
  3. Escribir los términos de la pizarra.
  4. Pensar criterios de clasificación y clasificar los términos.

Begoña nos comentó que hay estudios que demuestran que aproximadamente el 80% del vocabulario que se trata en el aula se olvida y que, por tanto, es muy importante realizar ejercicios de revisión de vocabulario, como este. Para revisar, lo importante es acotar el vocabulario, para poder ser capaces de adquirirlo. Lo interesante es que en este ejercicio la selección la hacen los propios alumnos. En ningún momento se les dice qué criterio deben seguir para escoger sus tres términos, pueden elegirlos porque sean los que más les cuestan, los que más se han repetido, los que más les gustan… En el segundo punto, al describir los términos a sus compañeros, activan la competencia estratégica que les ayudará a que su comunicación no se vea cortada por el hecho de que les falte una palabra. Además, trabajan la interpretación real: tienen que adivinar la palabra de sus compañeros, quien se la está describiendo lo mejor que pueden. En el tercer paso, ponemos en común y revisamos más palabras. Finalmente, en la negociación se desarrolla la interacción entre alumnos y es cuando aparece la verdadera comunicación, una comunicación real que tiene un fin concreto y que el alumno puede entender.

Esta actividad me pareció muy práctica para revisar léxico, porque se puede utilizar con cualquier nivel y porque, si se realizase con diferentes grupos sobre el mismo campo semántico, saldrían pizarras diferentes. Por tanto, el resultado depende exclusivamente del grupo donde se trabaja la actividad.

Esta actividad me gustó, no solamente porque veo que es muy útil y dinámica para la revisión del vocabulario, sino porque personalmente me sirvió para ser consciente de todo lo que hemos aprendido en estos dos meses. Al ver la pizarra llena de términos que antes desconocía y que ahora manejo con (más o menos) soltura, me di cuenta de mi aprendizaje, cosa que me ha hecho subir la autoestima y la motivación para seguir aprendiendo más. Además, en el momento de la clasificación, pudimos discutir sobre los diferentes conceptos y propició una reflexión natural y sin presiones que me pareció muy enriquecedora.

Os dejo el resultado de nuestra pizarra, que nos gustó tanto que no pudimos evitar fotografiar (siento la calidad, está hecha con un móvil):

Nuestra pizarra de conceptos fundamentales

¿Qué os parece? ¿Créeis que nos faltan muchos términos «básicos»?

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Reflexión y aprendizaje

Una de las cosas que más me está costando de este Máster y que, aunque suene contradictorio, más me gusta es el proceso de reflexión que estamos obligados a realizar. En muchos contextos se tiene la idea errónea que aprender es memorizar, tener muchos conocimientos, tener las respuestas a todo, etc. Sin embargo, por lo que he visto en estas semanas de máster (y por una intuición previa que también tenía) el aprendizaje pasa por una reflexión sobre los contenidos y de las herramientas disponibles para adquirirlos.

En el Máster estamos haciendo mucho hincapié en esta idea: la reflexión como herramienta para aprender y para interiorizar conceptos. Como ejemplo, este diario de aprendizaje o el portafolio general del Máster. En concreto, para el portafolio hemos tenido que hacer unos textos que reflejasen nuestras creencias sobre la enseñanza, las necesidades de formación que tenemos y las expectativas que tenemos puestas en este Máster. Estos textos me han costado un gran esfuerzo y tiempo, porque no quería escribir la primera idea que viniese a mi cabeza, sino que quería que realmente fuesen el reflejo de mi reflexión sobre estos temas.

El problema viene de que, como ya he dicho, estas reflexiones llevan mucho tiempo y quizás este es uno de los aspectos que menos me está gustando del Máster: que veo que  me gustaría reflexionar sobre muchas ideas o conceptos que aparecen en clase y no dispongo del tiempo suficiente para hacerlo entre lecturas, trabajos en grupo y presentaciones. Quizás la reflexión la deberé hacer cuando acabe, pero es una pena que no pueda ir haciéndolo a medida que voy avanzando y adquiriendo conocimientos y herramientas.

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Mi primera semana en el Máster

Antes de empezar la descripción de la primera semana de clase, me gustaría entonar el mea culpa y confesar que aún no estoy matriculada. Pese a ello, voy a hablar en todo momento de las asignaturas a las que estoy matriculada, aunque debería decir a las que me voy a matricular.

Hecha esta aclaración, empezaré explicando que el máster de formación de profesores de ELE tiene dos versiones: una profesionalizadora y otra investigadora. Básicamente se distinguen en que una está enfocada más a la práctica de la docencia y otra más a la investigación. Yo estoy matriculada en la investigadora, pero me ha costado mucho tomar esa decisión. De hecho, antes de preinscribirme, ya estuve pensando en cuál hacer y no me decidía. Luego me aceptaron y seguía sin saber por cuál decantarme. Y así hasta principios de septiembre, cuando, en parte gracias a la charla con Carmen López, me decidí por la versión investigadora. Mis dudas surgían porque la versión investigadora tiene menos práticas que la profesionalizadora y me daba miedo perder esa oportunidad. Sin embargo, Carmen López me hizo ver que las prácticas son, en parte, para perder el «miedo escénico» y que eso yo ya lo tenía superado con mi estancia como auxiliar de conversación en Alemania.

El máster de formación de profesores de ELE de la UB y la UPF tiene asignaturas de otros másters (ahora no sé exactamente cuáles son propias y cuáles son de otros másters, así que no entraré en detalles), pero esto tiene una consecuencia muy enriquecedora: el abanico de asignaturas optativas es muy grande (casi diría abrumador en relación con los simples 15 créditos de optativas que podemos cursar) y permite que cada alumno enfoque el máster desde la perspectiva que le interesa más. Yo aún no tengo decididas al 100% las asignaturas optativas del tercer semestre, pero he hecho una primera selección que ya me ha obligado a descartar asignaturas que también creo que pueden ser muy interesantes.

La primera semana de clase siempre es (o debería ser) la de la ilusión. Quizás suene un poco repelente, pero yo la primera semana de colegio (y de la universidad) me lo pasaba genial: es un momento de descubrimiento, de observación, de intuición y de presentaciones. De momento me encuentro pletórica: sí, hay asignaturas, como por ejemplo Gramática Pedagógica, que requieren que me ponga las pilas con la gramática teórica; pero todos los conceptos que se han ido enunciando y que nos han comentando que iremos trabajando a lo largo de los cursos me interesan y no me importará pasarme mis buenos ratos investigando y leyendo. Vamos, que, como se suele decir, sarna con gusto no pica.

Otra impresión que tengo es que este curso va a ser una carrera de fondo: tenemos que ir trabajando autónomamente para lograr un objetivo final (que aún desconozco) al que solo llegaré sí cada día voy dando unos cuantos pasos. Esto me asusta mucho, porque no suelo ser una persona muy constante. Sin embargo, todo es empezar e ir cogiendo hábitos que, además, me vendrán muy bien en mi día a día.

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¿Por qué quiero ser profesora de español y qué espero aprender en el Máster?

La traducción me apasiona. Muchas veces me siento como una detective investigando y analizando las pruebas e indicios que me llevan a elegir una estructura comunicativa en lugar de otra. Sin embargo, también tengo la sensación de que se trata de un trabajo muy solitario. Es cierto que no tengo una experiencia laboral muy extensa, pero hablo con otros compañeros y muchos te hacen la misma descripción de su rutina: se pasan 8 horas en casa delante de un ordenador. Y esa perspectiva de rutina diaria me resulta anodina.

Me considero una persona muy comunicativa y creo que el trabajo de profesor de lenguas me permitirá tener más contacto humano. Además, es un trabajo en el que sueles estar rodeado de gente de otras culturas, cosa que saciará mi apetito por conocer otros países y modos de ver el mundo. Y no solo eso, sino que incluso podré transmitir la mía propia y explicar cómo formulamos un concepto en español, cosa que me resulta apasionante. Finalmente, dedicarme a la enseñanza no excluye seguir haciendo traducciones.

Mi enriquecedora experiencia en Alemania como auxiliar de conversación me hizo acabar de tomar la decisión de lanzarme a este campo, porque no solo tomé contacto con alumnos adolescentes y pude empezar a ver las dificultades de la enseñanza de español a extranjeros, sino que además despertó en mí preguntas teóricas y metodológicas a las que me gustaría dar respuesta. Por ejemplo, cuando una misma actividad me funcionaba perfectamente con un grupo (y además veía cómo la disfrutaban) y con otro grupo no conseguía sacar la clase adelante, me preguntaba: ¿por qué ocurre esto?

Es este tipo de reflexión teórica y metodológica a la que espero encontrar respuestas en el Máster. Mejor dicho, no espero respuestas absolutas ni verdaderas, sino las herramientas para poder encontrar respuestas por mí misma cuando a lo largo de mi vida laboral vayan surgiendo más preguntas y dudas. Pero además espero que esta reflexión teórica esté acompañada por una mejora de mis futuras clases de ELE y que me invite a tener una formación continua para no dar nunca mi proceso formativo como finalizado.