La pasada semana tuve el placer de conocer a Mike Hermans, autor de la tira cómica sobre arquitectura Arch.Maaik, que llevo más de dos años traduciendo para las páginas webs +arquitectura y ArchTLAS.
La alegría de haberlo conocido es doble: por un lado, he descubierto que no solo es una persona ingeniosa, como demuestran sus tiras, sino que además es una persona muy profunda, con unos valores muy sólidos y que te invita a reflexión. Por otro lado, me ha permitido tener el privilegio de conocer al autor del que traduzco, un lujo del que no todos los traductores pueden disfrutar.
Como traductora tengo la responsabilidad de poner voz a las ideas de otros en mi lengua y eso significa, en muchas ocasiones, tomar decisiones en las que los matices, que parecen ser tan sutiles, se ponen de manifiesto. El hecho de conocer al autor del que traduces ayuda a tomar estas decisiones con más seguridad, sin tantas dudas, ya que, al conocer un poco más su ideosincrasia, puedes intuir qué diría el autor si pudiese hablar el idioma al que estás trabajando. No solo eso, sino que además sientes más valentía para hacer preguntas para aclarar conceptos e ideas, y, de este modo, poder hilar más fino y ponerte más en la piel del autor al que traduces.