Llevo mucho tiempo sin escribir en el blog y, como no está bien haber perdido la constancia, voy a intentar retomar el hábito de escritura con el tema que ocupa en estos momentos el el 100% de mi energía intelectual: la memoria final de Máster.
Sí, ha llegado ese momento temido y ansiado en el que estoy leyendo y escribiendo como si no hubiese mañana. Me parece apropiado e interesante anotar algunas reflexiones, equivocaciones y miniconsejos que vayan surgiendo porque, nunca se sabe, tal vez le puedan resultar útiles a alguien en el futuro. Como mínimo, a mí me sirven para ordenar un poco ideas y, quién sabe, quizás cuando vaya dando detalles de cuál es mi tema en la memoria, también pueda recibir alguna ayuda o consejo (que serán muy bien recibidos).
Voy a empezar hablando de lo que es (o debería ser) el punto de partida de cualquier memoria final de Máster: el tema de interés. Hay gente a la que esta primera decisión les genera una gran ansiedad. Sin embargo, a mí no me ha supuesto ninguna gracias, en gran parte, al consejo que nos dio Joan-Tomàs Pujolà casi en la primera sesión del Máster: “apuntad cosas que os despierten curiosidad cuando estéis leyendo o en clase” (no sé si era esta la cita exacta, mi memoria selectiva solo recuerda la esencia). Puede parecer un poco precipitado hablar de la memoria final el primer día de clase, pero este consejo es de los mejores que se pueden dar. Yo anotaba todo una libretita que servía, a la vez, para escribir algunas ideas para el diario de aprendizaje que tuvimos que hacer en primero.
No es necesario que sean grandes reflexiones, sino preguntas de esas de las que te quedas con ganas de saber más, ideas que empiezas a relacionar en clase, conversaciones con los compañeros o en alguna de las miles de lecturas que tienes en las diferentes asignaturas. Yo diría aún más, si desde primero sabes que hay un campo de estudio que te interesa mucho, enfoca algunos (todos me parecería excesivo) de los trabajos de las asignaturas a investigar o a probar cosas relacionadas con es tema. Habrás leído mucho sobre el campo, habrás tenido la oportunidad de hacer pequeños experimentos o hipótesis y estarás mucho más centrado cuando llegue la hora de realizar la memoria. Esto es algo que yo no hice y de lo que me arrepiento.
Tampoco se acaba el mundo si no aprovechas los trabajos de primero para orientar tu memoria final del Máster. Algunos, como yo, hemos utilizado estos trabajos para explorar y descubrir cuáles son nuestros intereses. Supongo que esto depende de tu experiencia y tus conocimientos previos al Máster. Cuando yo empecé estaba bastante perdida y, por tanto, necesité esos trabajos para explorar y aprender otras cosas que quizás otros compañeros ya tenían asumidos previamente.
Un punto también importante es algo que he mencionado un poco por encima y es que el tema tiene que despertarte bastante curiosidad, algunos incluso dirían pasión. Tanta como para que no te importe pasarte cuatro meses (o más) leyendo y escribiendo sobre el mismos tema. Porque, si no (y aún así, yo diría), habrá un momento en el que el tema te cansará y dejarás de verle sentido.
El campo que a mí me interesa (y sobre el que estoy haciendo al final la memoria) es el de las estrategias comunicativas y la competencia conversacional; pero también me he planteado otros (muy generales también, disculpad la imprecisión) como la evaluación en la enseñanza por tareas o la adquisición de los sistemas de cambios de turno en la conversación. Reconozco que así formulados una se da cuenta de lo generales que son, pero no dejan de cumplir su misión: ser un pequeño hilo del que poder ir tirando y tirando hasta llegar a eso que se va a transformar en nuestro tema de investigación.