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Diario de Aprendizaje

Mi primera semana en el Máster

Antes de empezar la descripción de la primera semana de clase, me gustaría entonar el mea culpa y confesar que aún no estoy matriculada. Pese a ello, voy a hablar en todo momento de las asignaturas a las que estoy matriculada, aunque debería decir a las que me voy a matricular.

Hecha esta aclaración, empezaré explicando que el máster de formación de profesores de ELE tiene dos versiones: una profesionalizadora y otra investigadora. Básicamente se distinguen en que una está enfocada más a la práctica de la docencia y otra más a la investigación. Yo estoy matriculada en la investigadora, pero me ha costado mucho tomar esa decisión. De hecho, antes de preinscribirme, ya estuve pensando en cuál hacer y no me decidía. Luego me aceptaron y seguía sin saber por cuál decantarme. Y así hasta principios de septiembre, cuando, en parte gracias a la charla con Carmen López, me decidí por la versión investigadora. Mis dudas surgían porque la versión investigadora tiene menos práticas que la profesionalizadora y me daba miedo perder esa oportunidad. Sin embargo, Carmen López me hizo ver que las prácticas son, en parte, para perder el «miedo escénico» y que eso yo ya lo tenía superado con mi estancia como auxiliar de conversación en Alemania.

El máster de formación de profesores de ELE de la UB y la UPF tiene asignaturas de otros másters (ahora no sé exactamente cuáles son propias y cuáles son de otros másters, así que no entraré en detalles), pero esto tiene una consecuencia muy enriquecedora: el abanico de asignaturas optativas es muy grande (casi diría abrumador en relación con los simples 15 créditos de optativas que podemos cursar) y permite que cada alumno enfoque el máster desde la perspectiva que le interesa más. Yo aún no tengo decididas al 100% las asignaturas optativas del tercer semestre, pero he hecho una primera selección que ya me ha obligado a descartar asignaturas que también creo que pueden ser muy interesantes.

La primera semana de clase siempre es (o debería ser) la de la ilusión. Quizás suene un poco repelente, pero yo la primera semana de colegio (y de la universidad) me lo pasaba genial: es un momento de descubrimiento, de observación, de intuición y de presentaciones. De momento me encuentro pletórica: sí, hay asignaturas, como por ejemplo Gramática Pedagógica, que requieren que me ponga las pilas con la gramática teórica; pero todos los conceptos que se han ido enunciando y que nos han comentando que iremos trabajando a lo largo de los cursos me interesan y no me importará pasarme mis buenos ratos investigando y leyendo. Vamos, que, como se suele decir, sarna con gusto no pica.

Otra impresión que tengo es que este curso va a ser una carrera de fondo: tenemos que ir trabajando autónomamente para lograr un objetivo final (que aún desconozco) al que solo llegaré sí cada día voy dando unos cuantos pasos. Esto me asusta mucho, porque no suelo ser una persona muy constante. Sin embargo, todo es empezar e ir cogiendo hábitos que, además, me vendrán muy bien en mi día a día.

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